Texto: Cintia Alvarez Fotografía: Eva Rus
La música no entiende de fronteras,
razas, religiones, edad ni género. La música es el lenguaje universal por
antonomasia, la manera que tiene el ser humano de expresar y ser comprendido.
Una relación de tú a tú que se establece entre músico e instrumento, entre
espectador y artista para eliminar las barreras y los obstáculos que se
presentan en el seno de la vida cotidiana.
La música es un arte cuyo propósito es
tocar el alma, filtrar y depurar males y aunar a todo un universo al ritmo de
los mismos acordes. La séptima jornada de Estival Cuenca arranca con un
concierto integrado dentro de Estival Didáctico, inclusivo y solidario. El
Teatro Auditorio de Cuenca ha acogido desde las 12:30h la actuación destinada a
un público familiar a cargo de Marcelo Dal Santo y Rafael Pérez a la guitarra y Andrés
Gabaldón al bajo. La entrada era gratuita hasta completar aforo y quienes lo
desearan podían traer comida no perecedera para el Banco de Alimentos de
Cuenca.
El concierto, realizado en la sala 2 del
Teatro, ha estado compuesto por un repertorio de blues, jazz, rock and roll y
swing. Ha destacado por ser interactivo y animado, lejos de convencionalismos y
estigmas que se presentan a diario. Con un público mayoritariamente formado por
los integrantes de Ocio Inclusivo, no han parado de animar, bailar y aplaudir
durante la hora que ha durado el concierto. Con una presencia destacada también de niños,
los más pequeños, acompañados de sus padres, han podido disfrutar de un rato
único en el que se les ha explicado la música de una manera diferente.
Detalles como contar las diferencias
entre los instrumentos y los sonidos característicos de cada uno, tocar
versiones con la guitarra acústica y acto seguido con la eléctrica o la
petición de que alguien les ayudase con el piano, han sido algunos de los
momentos destacados de la mañana. A ritmo de “Satisfaction” de los Rolling
Stones, la canción de Bob Esponja o la tradicional canción mexicana “La Bamba”,
los músicos se han ganado la aprobación del público.
Como bien han contado Marcelo, Rafael y
Andrés, géneros como el blues o el jazz, que hoy forman parte de la élite y la
cima musical en todo el mundo, nacieron como forma de protesta de los
colectivos esclavos y las personas de color que vivían sometidas y en
condiciones inhumanas. La fábrica o la mina fueron la cuna de lo que hoy se
conoce como un género musical de unas características incuestionables.
Un ejemplo más de que la música es de
quien la mima, sin importar qué o quién anda detrás de ese instrumento que
suena y que ayuda a olvidar, aunque solo sea por un momento, todo lo demás.
Estival está brindando a la ciudad de
Cuenca una semana cargada de música y conciertos que hacen de la evasión y el
disfrute la norma.
Esta tarde en el Parador a partir de las
20:00h el público asistirá al décimo y undécimo concierto de esta tercera
edición de Estival Cuenca. Fizzy Soup y Ménilmontant Swing protagonizarán la
penúltima velada de este festival que, como todo lo bueno, concluirá mañana.
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